Carlos Saga y Xabier Altuna: «Solo el 30% de los pacientes que necesita audífono se lo pone»
Estos aparatos «han avanzado mucho» y cuanto antes se usen mejor, «porque si no se estimula, la audición se deteriora»
Fuente: Diario vasco
Para mantener una buena salud auditiva hay que procurar no exponerse a sonidos fuertes y prolongados. Es preciso prevenir, pero si ya se padece de hipoacusia o vértigo, patologías muy extendidas y que afectan mucho a la calidad de vida, existen tratamientos cada vez más avanzados. De ellos hablarán hoy los doctores Carlos Saga y Xabier Altuna, del Servicio de Otorrinolaringología de Policlínica Gipuzkoa, a las 19.30 horas en la sala Kutxa de Andía. La entrada es libre hasta completa aforo.
He venido en el autobús junto a un joven que oía música con unos auriculares a tal volumen que hasta lo escuchaba yo. ¿Cómo afecta este hábito a la audición?
Se habla mucho de dispositivos como los MP3, Iphone… que conectamos directamente a unos auriculares pequeños que van al oído. Como no aíslan bien del ruido exterior, se tiende a subir el volumen, y eso al final produce una pérdida de audición antes de tiempo. Los cascos grandes, que aíslan del ruido del exterior y además están de moda, son mejores, porque el volumen que necesitas es menor.
Hipoacusia significa pérdida de audición. ¿Y sordera?
Nos referimos a sordera cuando la hipoacusia dificulta gravemente la comprensión y la audición.
¿Qué incidencia tiene?
En Gipuzkoa hay alrededor de 40 ó 50.000 personas con hipoacusia. Por encima de los 65 años de edad se estima que el 30% de los ciudadanos tienen hipoacusia, por encima de los 75 años hasta el 50% y, a partir de los 80 años, el 80%. El envejecimiento es un factor. Luego, en los países desarrollados de cada mil nacimientos hay 5 casos en los que los niños nacen con algún problema de audición, que suele ser grave en uno de cada mil.
¿Qué tratamientos aplican en esos casos de mayor gravedad?
El tratamiento que ha cambiado radicalmente el pronóstico y la evolución de estos niños es el implante coclear. En aquellos pacientes con sordera profunda o severa bilateral, el electrodo que da esa audición se inserta directamente en el oído interno mediante una cirugía. De esta forma, los niños pueden adquirir el lenguaje, ir al colegio… Hacer vida sociolaboral normal.
¿Y cuando la hipoacusia es consecuencia del envejecimiento?
La solución en primer lugar son los audífonos, que han mejorado muchísimo. El grado de satisfacción, si la indicación se hace bien y están correctamente adaptados, es muy alto. Hay audífonos para cada tipo de pérdida de audición, por eso es fundamental un buen diagnóstico. Si hace falta hay que usar un audífono, aconsejamos una adaptación precoz, porque de lo contrario la tendencia es al aislamiento, a involucrarse menos en las conversaciones, y se ha visto que el deterioro cerebral o cognitivo es mayor. Hay pacientes que nos dicen que prefieren aguantar, que cuanto más tarde mejor, pero no es así. A pesar de la satisfacción de quienes lo usan, que es alta, solo el 30% de los pacientes que necesita audífono se lo pone.
Algunos se quejan de que oyen mucho ruido de fondo.
Han mejorado mucho los problemas de oír los ruidos de fondo, de oírse a sí mismo, el efecto de oclusión en el conducto… Todo eso ha mejorado. Según un estudio, el porcentaje de audífonos que terminan en el cajón de la mesilla ha disminuido mucho, del 20 al 7%. Para los casos en que esto sea insuficiente, también hay implantes de oído medio, óseos y cocleares.
¿Qué es el vértigo?
Hace referencia a un síntoma que aparece ligado a diferentes enfermedades, la inmensa mayoría relacionadas con problemas de oído in- terno. El vértigo tiene que llevar implícito la sensación de giro y, con mayor o menor intensidad, síntomas como mareo e inestabilidad.
¿Qué causa el vértigo?
La inmensa mayoría de las veces se produce por una alteración en el oído interno, donde no solo tenemos un sensor que capta sonidos, sino también de movimiento. Cuando falla uno de los órganos, se genera una asimetría muy grande entre lo que dice un oído y el otro, y el efecto es la sensación de girar.
¿Qué tipos de vértigo hay?
Solemos ver tres grandes cuadros agudos: el vértigo posicional paroxístico, el vértigo de Meniére y la Neuronitis. En los dos últimos casos, el fallo se produce de forma aguda y hay un oído que deja de funcionar. En el vértigo posicional, el más frecuente, el problema es que ese sensor de movimiento se altera porque se genera un residuo dentro del canal semicircular, donde lo normal es que haya solo líquido. Así, cuando movemos la cabeza el cerebro interpreta el movimiento. El vértigo posicional se da cuando aparece un residuo, que la gente llama arenilla y es un tipo de calcio que se desplaza por el canal y cada vez que se mueve produce esa sensación de giro, que es típica al tumbarse, mirar al techo o girarse en la cama.
¿Y cómo se soluciona?
El vértigo posicional es el que tiene una curación más rápida y espectacular. Se trata de la maniobra de Epley, unos movimiento con los que se recolocan esos cristales de calcio. No tardamos más de 10 minutos.
¿Y el vértigo de Meniére?
Es como si fuese una hipertensión, pero en el líquido del oído interno. En este caso la sensación de giro es muy intensa y aparece de forma espontánea. Es muy desagradable. Además, se asocia a la pérdida de audición y al ruido en el oído. En la inmensa mayoría de los casos se da medicación para bajar al presión, en un porcentaje menor esos fármacos se introducen en el oído y existe también tratamiento quirúrgico.
¿Y la Neuronitis?
Los virus de una gripe pueden provocar, en el sistema auditivo, la inflamación con pérdida de audición o equilibrio. Es como cualquier cuadro viral. Hoy en día tendemos a tratar a pacientes forma aguda, incluso con ingreso para darles dosis altas de corticoides. Genera una inestabilidad residual para la que recomendamos rehabilitación.
¿Esa inestabilidad se recupera?
Después de un vértigo puede quedar una inestabilidad, sensación de desequilibrio, de andar con inseguridad. En personas mayores lo vemos mucho, porque la capacidad de equilibro disminuye por la edad. En estos casos, la tendencia es a moverse menos, que es exactamente lo contrario a lo que hay que hacer. El sistema de equilibrio tiene mucha capacidad de regularse y curarse espontáneamente. Si nos movemos, el sistema detecta los fallos y será capaz de restablecer la función. La recomendación es moverse todo lo que se pueda. También tenemos protocolos de rehabilitación, fundamentalmente basados en máquinas de posturología computerizada, que entrenan el equilibrio. Los resultados son buenísimos.
Y de cara al futuro, ¿qué avances veremos?
Avanzarán los implantes cocleares, los auditivos y los audífonos, donde aún hay margen de mejora. La siguiente línea de investigación es introducir las células que se están degenerando por la edad, las del oído interno… Hay mecanismos para poder introducir esas células nuevamente en el oído a partir de las células madre. Eso llegará, pero no hay que esperar. Hay que buscar una solución y luego, si sale otra mejor, ya se aplicará. Porque si la audición no se estimula, se va deteriorando con mayor rapidez y cuando lleguen esos avances no se van a poder aplicar.