Ahora mi corazón lo aguanta todo
Hasta hace cinco años, José Antonio Fernández era un hombre a un puro pegado. «Siempre tenía un habano en la boca». Y una maleta preparada para salir de viaje en cualquier momento. «Llevaba un ritmo de trabajo alto, viajaba más que ahora. Llegaba a pisar tres países en un día: desayunaba en París, comía en Londres y cenaba en Alemania», cuenta el gerente de Hierros Servando. Sí, esa empresa que fundó su padre hace 70 años y cuyo nombre han lucido durante 9 años en sus camisetas los jugadores del Eibar, el equipo del que es consejero, al que auguró un ascenso a Primera cuando se batía en campos de Segunda y que tiene esperanzas de ver jugar en Europa, «si no es este año, quizás el siguiente».
De momento, habla de la ampliación de Ipurua, donde ha querido retratarse para este reportaje que no va del disfrute o el sufrimiento -«a veces se sufre una barbaridad», confiesa-, durante esos 90 minutos en los que juega un equipo «con un mérito terrible». Ni tampoco de los quebraderos de cabeza que provoca la crisis del acero en esa empresa familiar que es «el mayor suministrador en España de ArcelorMittal». O quizás sí. Porque el estrés que generan lo mismo el trabajo como el fútbol, el consumo de tabaco -«alcohol nunca»- y una vida sedentaria fueron caldo de cultivo de una angina de pecho a la que, a la vista está, sobrevivió. Y cómo. «Le tocaron todas las loterías y quinielas a la vez», cuenta su cardiólogo, Javier Montes, es un caso excepcional. Fernández vive gracias a seis ‘by-pass’ en el corazón, una cifra inusualmente alta, y además se siente mejor que antes. «Ahora mi corazón lo aguanta todo, la crisis del acero y los partidos del Eibar».
Con motivo de un nuevo ciclo de las Aulas de Salud de Policlínica Gipuzkoa, que arranca hoy, Fernández se presta a contar su enfermedad y cómo le ha cambiado la vida para animar a otros guipuzcoanos que estén en una situación similar y agradecer la labor de los médicos que le atienden y le han atendido. Precisamente, en esa primera charla, titulada ‘El motor más perfecto necesita el mejor equipo’, estarán algunos de ellos, como Javier Montes, Mariano Larman y Alberto Sáenz, que hablarán hoy a las 19.30 horas en la sala Kutxa de la calle Andía sobre los grandes avances en el tratamiento del corazón.
Notaba algo que subía por el esófago y me quemaba y luego dolor en el cuello; nunca pensé que fuera el corazón
Dos cumpleaños
El hijo de Servando cumplirá 65 años el 18 de octubre. Y dentro de dos semanas, 5. «Claro que es un día especial. Es mi segundo cumpleaños, porque para mí ha sido volver a vivir, volver a nacer», reconoce. Aquel 28 de abril, día de San Prudencio de hace cinco lustros, a Martínez le operaban de una dolencia que llevaba arrastrando año y medio. «Notaba algo que me subía por el esófago, algo que me quemaba. Era una sensación que duraba unos 20 segundos. Y luego se me quedaba en las anginas, en el cuello, un dolor otros 20 segundos. Pero como siempre relacionamos las dolencias del corazón con el brazo y con el pecho y no tenía esos síntomas, pensaba que sería otra cosa». Al día sufría unas ocho crisis de este tipo, a las que respondía encendiendo esos sempiternos puros que colgaban de su boca. Visitó otorrinos, le hicieron pruebas en el estómago. Nada. Pero aquellas crisis no pasaban y cuando iba al monte a cazar tenía que parar a descansar porque se fatigaba. «Yo lo asociaba al tabaco».
Así, hasta que al año y medio de los primeros síntomas, preocupado por «la expresión de una enfermera» tras ver un electrocardiograma, acudió a la consulta del doctor Montes en Policlínica. Ese mismo día le hicieron un cateterismo, una prueba diagnóstica que reveló obstrucciones significativas en al menos seis arterias importantes. «Tenía el corazón con obstrucciones muy importantes», recuerda el cardiólogo. El cateterismo permite también tratar a los pacientes en el mismo procedimiento, dilatando y colocando muelles (stents) en las arterias coronarias que están estrechadas. Actualmente, se realizan más intervenciones de este tipo, menos agresivas que la cirugía, a la que solo se someten los corazones con más patologías. Como el de Fernández.
En una semana, le estaban construyendo pequeños ‘puentes’ en esas arterias obstruidas utilizando sus arterias mamarias y safenas, que están en la pierna. Seis en total. «Nunca he puesto tantos ‘by-pass’ a nadie», reconoce Montes, quien reitera la tremenda suerte de Martínez porque lograron detectar y tratar la cardiopatía isquémica en fase de angina, cuando aún hay algo de riego, porque el siguiente paso es el infarto, cuando el bloqueo es total, lo que deriva en una pérdida de la masa muscular del corazón que ya no se recupera.
Tras la rehabilitación cardiaca estoy fenomenal físicamente. Ayuda mucho mentalmente
Tras siete días de ingreso, en los que estuvo aislado por una infección por estafilococo, el consejero del Eibar volvía a casa, no sin antes pasar unos diez minutos por su empresa. «Antes de la intervención a Javier le había pedido que al día siguiente quería trabajar, porque yo no venía a jubilarme». A los dos meses ya estaba incorporado al 100% a su rutina habitual.
Una recuperación en la que contribuyó «muy positivamente» el servicio de rehabilitación cardíaca de Policlínica, que entonces daba los primeros pasos. «Yo no sabía lo que era eso. Estábamos con unas enfermeras que nos monitorizaban, hacíamos ejercicios en la bicicleta, con el balón, pesas… Te van poniendo metas, subiendo el ritmo. Y, la verdad, te dejan como un chaval».
Te recuperas físicamente, pero también anímicamente tras un ‘shock’ que muchas veces va acompañado de depresión, «porque de repente, sin preaviso, te enfrentas a la muerte, y eso puede generar mucha ansiedad», explica Montes. «Le damos mucha importancia al aspecto psicológico. Nosotros curamos a un enfermo cuando lo reincorporamos a su vida normal, no curamos para una incapacidad». Además, ayudan a adquirir nuevas pautas, como dejar el tabaco o controlar la dieta.
«El pesimismo mata»
«Tras la rehabilitación físicamente te encuentras fenomenal, pero sobre todo quitas miedos y te convences de que tienes que hacer una vida normal sin estar pensando que eres un enfermo… Te encuentras mentalmente mucho mejor», reconoce Fernández, que ha decidido volver a realizar otra etapa de rehabilitación, «porque en casa, por mucha bici y tele que te pongas no lo haces». Además, le gusta mucho el ambiente «tan bonito» que se genera, lo que permite «animar y dar consejos a otros pacientes que están pasando por lo mismo».
Lo más importante en esta vida es ser positivo, no ponerse la venda antes de la herida
El consejero del Eibar es de los de dar ánimos, de los que ve la botella medio llena, proactivo en su vida «y en la forma en la que ha hecho frente a la enfermedad», valora su cardiólogo. «Ha sido muy positivo, y eso ayuda mucho. El pesimismo mata», asegura Montes. Fernández es además creyente y cree que eso le ha ayudado. «Me parece que es bueno creer, no se en qué, pero creer». Insiste: «En la vida hay que ser positivo, siempre ver la parte buena, no poner la venda antes de la herida».