¿Qué es el golpe de calor y cómo podemos prevenirlo?
El golpe de calor es la peor consecuencia del exceso de calor – climatológico – sobre el cuerpo humano. El organismo humano debe mantener una temperatura constante en torno a los 36 grados, sea cual sea la temperatura ambiental, y cuando ésta es muy elevada la cosa se complica.
Un golpe de calor presenta síntomas como alteración de la conciencia, temperatura corporal superior a 40º, y se asocia a menudo con ausencia de sudoración. También hay formas de afectación menos graves como hinchazón de piernas (edemas), calambres musculares, fatiga extrema o el desmayo o síncope por calor. Los golpes de calor se dan con más frecuencia en las personas mayores, cuyos mecanismos reguladores funcionan peor y también son mas susceptibles los niños de corta edad, pero no son exclusivas de estos grupos de población.
Iñaki Ayesa, jefe del Servicio de Urgencias de Policlínica Gipuzkoa comenta que “la llamada ‘forma activa’ del golpe de calor, se da entre la gente que practica ejercicio físico en condiciones de calor extremas y sin que se de una relación clara con la falta de entrenamiento. En las últimas ediciones de la carrera Behobia – San Sebastián dos personas fallecieron en condiciones de mucho calor y ambas habían pasado revisiones médicas y tenían una larga experiencia como deportistas”.
Uno de los puntos que se deben tener en cuenta al hablar del golpe de calor es el de la humedad, ya que el índice de calor relaciona la temperatura del aire con la humedad relativa. Por ello, “una temperatura de 29º equivaldría con una humedad del 10% a una sensación térmica de 26,6º y con otra del 80% a 36,6º, diez grados más, con diferentes efectos sobre nuestra salud” explica Ayesa.
El jefe del Servicio de Urgencias aconseja adoptar una serie de medidas para hacer frente a los días de calor intenso:
No exponernos al sol y menos aún hacer ejercicio intenso en las horas centrales del día, hidratarnos adecuadamente (preferible bebidas isotónicas), hacer comidas ligeras con abundante fruta y ensaladas, permanecer a la sombra, refrescarse la cabeza, vestir prendas ligeras de colores claros y usar sombrero, llevar gafas de sol, aplicarse crema solar protectora, en casa bajar persianas y toldos si los hubiera, utilizar ventiladores, aire climatizado… y utilizar en lo posible el sentido común, este último también recomendable en temporada baja.