Jorge Soto, dermatólogo: «La psoriasis puede estar empeorando por la situación de pandemia»
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, dolorosa y muy prevalente, que afecta a un 2,3 por ciento de la población. No existe cura a día de hoy, pero un tratamiento personalizado para cada caso y su mantenimiento en el tiempo suponen habitualmente una mejora significativa de la sintomatología.
Jorge Soto, dermatólogo en Policlínica Gipuzkoa,constata que el empeoramiento de la patología en estos momentos puede deberse a “la nueva situación epidemiológica, que está dificultando el acceso de los pacientes a los tratamientos, y la situación de estrés y de ansiedad que puede producir una situación laboral irregular, un problema familiar o un pariente enfermo”.
La psoriasis no se puede transmitir, aun así, las personas que la padecen pueden sentirse estigmatizadas.
Jorge Soto, afirma que los avances en el campo de la psoriasis van en dos líneas: “Los que permiten tratar de forma selectiva puntos específicos de la inflamación y los nuevos fármacos por vía oral, mediante los que se obtienen resultados equiparables a otros que había previamente, pero que permiten rotar los tratamientos.” Y añade que los primeros “son la indicación habitual para personas con formas graves que no responden a nada, logran mejores resultados y su administración es más cómoda” ya que “algunos se los pone el paciente solo tres o cuatro veces al año.” Su principal inconveniente “es el precio”, según afirma el especialista.
“Los nuevos fármacos orales que se empiezan a distribuir en el mundo para formas intermedias suponen una esperanza grande para quienes las padecen”, agrega Jorge Soto. En afectaciones mínimas, el tratamiento indicado es el clásico, muy eficaz si se utiliza bien. El punto crítico es “que los pacientes cumplan lo que se les dice para obtener resultados”, asegura el médico.
El tratamiento actual se divide en tres grupos: Tópicos: cremas y rayos UV, para formas leves o moderadas; tratamientos clásicos orales o inyectables, como el metotrexato, muy útil para muchos pacientes porque permite conseguir remisiones con un coste razonable; y los tratamientos biológicos, para formas extremas, amplias, cuando no han respondido a los tratamientos anteriores y que pueden dificultar en gran medida la vida de quien la padece.
“Un gran avance en el conocimiento de la psoriasis es que ciertos aspectos del estilo de vida condicionan su gravedad y si se modifican pueden hacer que la enfermedad inclusive sus formas extremas mejoren”, prosigue, “e incluso lleguen a no producirse.” Y son: una vida ordenada, mantener un peso correcto y llevar una alimentación adecuada.