«Las varices no duelen; el dolor aparece si hay alguna complicación»
La prevención y las posibilidades de tratamiento de las varices explicadas por los doctores José María Egaña y Francisco Ortiz, cirujanos vasculares de Policlínica Gipuzkoa.
¿Qué son las varices?
José María Egaña: Lo primero que hay que dejar claro es que las varices no son una enfermedad, sino el resultado de un mal funcionamiento de la vena. Las venas son conductos con la responsabilidad de recoger la sangre ‘fresca’ que manda el corazón para poder hacer el ciclo. Cuando no cumplen esa función es que hay un problema de varices, ya que las venas no conducen sangre, sino que la almacenan, produciendo la dilatación de una estructura que habitualmente es rectilínea.
¿Cuál es el origen de una variz?
J.M.E.: La aparición de una variz supone que hay una vena con una estructura o válvulas indebida; y que ha empezado a fallar en su tarea de mandar la sangre al corazón. Su aparición está estrechamente relacionada con pasar mucho tiempo sentado o de pie, sin mover los músculos y, por tanto, sin impulsar la sangre.
El uso de la media de compresión es fundamental para evitar una estasis venosa y el consiguiente riesgo de que haya una flebitis.
¿Cómo ha afectado la pandemia a este mal? ¿Se han detectado más casos de varices?
Francisco Ortiz: No ha habido mayor incidencia de varices, pero sí que ha habido afección en la gente que ya las tenía. Al haber perdido la actividad física y con la predisposición a la trombosis que provoca el coronavirus, existe el riesgo de que una vena que ya no funciona bien pueda derivar en una tromboflebitis que, aunque muchas veces no pasa de un cuadro banal, puede derivar en temas más serios como una embolia de pulmón. Casos de esos sí que hemos visto en gente que, por miedo, ha tardado en venir al hospital.
¿Cómo son las trombosis que provoca la COVID-19 y qué secuelas tienen?
F.O.: Las trombosis derivadas de la COVID-19 ocurren en venas ya dañadas, no en venas sanas; por tanto, el comportamiento de la trombosis es el mismo que en las trombosis ‘normales’, no es más maligno.
¿Pueden prevenirse las varices? ¿Cómo hacerlo?
J.M.E.: Sí, con cualquier ejercicio que mueva las piernas y músculos. Hay situaciones en las que no se pueden hacer grandes movimientos, así que o bien se usan medias de compresión, que es el pilar sobre el que se sostiene el tratamiento, o bien se hacen ejercicios fáciles mientras se está quieto. Un buen ejercicio es ponerse o hacer puntilla, para contraer los gemelos e impulsar la sangre hacia arriba.
F.O.: Un consejo clarísimo, aunque incomprensiblemente algunos no lo recomienden, es el uso de la media elástica. Su uso es fundamental pues lo que hace es exprimir la pierna y sus venas y poner la sangre a circular, con lo que se evita una estasis venosa y el consiguiente riesgo de que haya una flebitis. El riesgo no llega a cero, pero sí que es mínimo. En definitiva, la media es fundamental para prevenir y una vez aparece el problema, para contener el proceso y enlentecerlo.
Una variz es una vena enferma que nunca se va a curar, por lo que lo mejor es quitarla.
¿Cómo y cuándo usar la media de compresión?
F.O.: Hay que llevarla cuando se está mucho tiempo de pie o sentado. En actividad física no es imprescindible porque con el hecho de andar se impulsa el retorno venoso y se está protegido. Si no hay herencia y sintomatología, no es imprescindible llevarla, pero nunca está de más. Una persona que está todo el día de pie, sobre todo en un ambiente cálido, y aunque no tenga problemas circulatorios, terminará con las piernas cargadas. La mejor forma de llegar al final del día es con una media elástica.
J.M.E.: Yo soy pro-medias y lo primero que hago al recibir un paciente con varices es explicarle qué son y las pautas a seguir: ejercicios y medias. Actualmente hay catálogos enormes de medias y su uso no se extiende a vivir dentro de ellas, sino a utilizarlas cuando se esté quieto y, por supuesto, a saber elegirlas bien.
¿Cómo elegir la malla de compresión adecuada?
F.O.: Las medias son un mundo con una gran variedad de diseño, colores y estampados y diversas alturas y grados de compresión. Las hay desde el grado 1, el inicial y más suave, hasta el 3, el más fuerte. Estas suelen ser muy incómodas de poner y de llevar, por lo que no las utilizamos casi nunca, siendo partidario de recomendar una compresión intermedia. En cuanto a la altura, hay medida de calcetín, de medio muslo y de pantis. Los pantis suelen ser muy incómodos y suelen estar aconsejados para embarazadas que suelen ir bastante cómodas.
En cualquier caso, el grado de compresión y altura dependerá de la persona. Para la gente que no tiene varices visibles ni predisposición a tenerlas, sería suficiente como método de prevención utilizar una malla de grado 1, llamada también media de descanso.
¿Son las varices hereditarias?
J.M.E.: Sí tienen componente hereditario, pero lo que se hereda no es tener varices, sino una construcción determinada o mala de un sector venoso, es decir, paredes menos potentes y válvulas que no funcionan bien.
¿Cuál es el perfil de paciente que acude a consulta por varices? ¿Es más común en hombres o en mujeres?
J.M.E.: Considero que hay algo más de prevalencia en mujeres.
F.O.: El perfil depende. Los hombres suelen acudir por oscurecimiento en la piel de las pantorrillas; mientras que las mujeres acuden más por estética, pues se ven una pequeña vena que no les gusta y quieren quitársela.
Las nuevas técnicas de intervención son operaciones ambulatorias que se realizan con anestesia local o sedación y no requieren ingreso.
¿Cuáles son los síntomas asociados a las varices?
F.O.: Las varices no duelen. El dolor aparece cuando hay complicación, en forma de flebitis fundamentalmente, ya que se puede endurecer y enrojecer la piel, aparecer dolor… pero con el tratamiento indicado la sintomatología se soluciona fácil. Sin embargo, la vena esta ahí y dependiendo del caso habría que plantear un estudio y un tratamiento adecuado, que la mayoría de los casos implica cirugía.
J.M.E: Hay una categorización internacional de la insuficiencia de las varices, cuyo estado 6, el más grave, es una pierna enferma y desastrosa con una pigmentación tostada, piel dura y agrietada, costras, ulceras… Las varices hay que tratarlas cuando empiezan a ser sintomáticas, que es cuando la vena ya ha dilatado lo suficiente para empujar las paredes. Eso se traduce en sensación de plenitud en la pierna, calambres, picor en la zona, pesadez… unas incomodidades que se incrementan a lo largo del paso del día y que mejoran sustancialmente cuando se elevan las piernas. Y es que poner las piernas en alto, por encima del nivel del corazón, lo que hace es eliminar la presión de sangre, disminuyendo los sensores y provocando sensación de bienestar.
¿Cómo es el diagnóstico?
J.M.E.: Sabiendo que las varices son un problema hemodinámico y que indican que hay algo que no funciona bien en el circuito, la solución no debería ser quitar venas y varices, sino alterar, modificar o corregir el mecanismo por el cual están. Eso significa que para poder indicar qué hacer hay que tener una información precisa de cómo funciona el árbol venoso de las piernas. Eso se consigue con una serie de pruebas basadas en la ecografía y en las que se evalúan los sectores implicados en la génesis de las varices.
¿Qué tratamientos existen?
F.O.: La primera medida terapéutica es, sin duda, ponerse la media elástica. Eso sí, una variz es una vena enferma que nunca se va a curar, por lo que lo mejor es quitarla. La cirugía clásica, la safenectomía, lo que hace es abrir la ingle y arrancar la vena.
Pero hoy en día la medicina tiende a intentar hacer el menor daño posible y conseguir los mismos resultados. La cirugía de varices ha cambiado mucho y las técnicas novedosas pretenden no quitar la vena, sino destruirla en su lecho. Ello puede hacerse con láser, radiofrecuencia, pegamento, etc. También está el tema de la esclerosis con la que, en lugar de quitar o quemar, se provoca una flebitis química que hace que esa vena vaya desapareciendo. Todas las técnicas son validas y no hay una mejor, pues dependerá de cada persona y caso.
J.M.E.: Si bien la tradicional safenectomía que consiste en quitar el eje venoso se sigue practicando, pero cada vez menos y ya no es ‘la moneda de oro’ de lo que hay que hacer para ver resultados. La cirugía vascular se está transformando hacia tecnologías mucho menos agresivas e invasoras que son, por un lado, el láser y radiofrecuencia, que generan calor dentro de la vena destruyendo la pared venosa. Lo que hacen es dejarla sin funcionamiento, por lo que el organismo la reabsorbe en los siguientes semanas o meses. En este caso la lesión percibida por el paciente es mínima y no se dan puntos porque apenas hay herida.
Por otro lado, está el pegamento, que consiste en cateterizar la vena, llegar al origen del reflujo e ir pegando las paredes de la misma, eliminando el paso de sangre por ella y dejándola inoperante.
Todas estas herramientas son excelentes y tienen sus indicaciones, ventajas e inconvenientes que, comparados con la cirugía estándar, se traducen básicamente en todo ventajas.
¿Cómo es una intervención con las nuevas técnicas? ¿Requiere ingreso, anestesia o recuperación?
F.O.: En Policlínica Gipuzkoa contamos con todas estas nuevas técnicas que se realizan con anestesia local, sedación o mezcla de ambas. No suelen ser procedimientos largos por lo que son operaciones ambulatorias que, por lo general, no requieren ingreso. Lo normal es que el paciente se marche a casa en el día, aunque dependerá de a qué hora se realice la intervención.
¿Los resultados cuánto duran? ¿Son permanentes?
F.O.: La duración dependerá de la predisposición del paciente y de la técnica aplicada. Las nuevas técnicas parece que a largo plazo son más duraderas, pero es algo que el tiempo tendrá que demostrar. Además, estos tratamientos modernos pueden no estar indicados en las varices recidivadas, es decir, en aquellas ya operadas. En ese caso será necesario utilizar la cirugía plástica que, aunque algo más agresiva, es resolutiva.
J.M.E.: No son permanentes y es un tema muy importante que hay que explicar más. Tenemos kilómetros de venas en cada pierna, que hay que cuidar mucho, y lo que se hace en una intervención es tratar apenas unos centímetros. Es muy frecuente que el especialista no diga nada y que haya pacientes que se crean que el problema se soluciona para siempre. Por ello, es fundamental una educación previa del problema y el uso de la media. El paciente que mejor va a ir es aquel que, a raíz de las explicaciones médicas, ha entendido y se ha hecho cómplice del problema de varices.