Caminar rápido: una práctica sencilla con múltiples beneficios para la salud
Caminar es una excelente medida para mejorar la salud. Cambia nuestro estado físico, nos ayuda a cuidar el corazón, activa los músculos, mejora la circulación y ayuda a controlar el peso, la glucosa y el colesterol. No obstante, el especialista en Cardiología y Rehabilitación Cardiaca de Policlínica Gipuzkoa Eduardo Alegría recuerda que no sólo es importante que caminemos, si no también la velocidad en la que lo hacemos.
Realizar actividad a diario es indispensable para nuestra salud y la alternativa más sencilla y beneficiosa no requiere nada más que un par de zapatillas. Hablamos de caminar. Haciéndolo a diario se consiguen numerosos beneficios: mejora la respuesta muscular, aumenta el consumo de calorías y facilita el control del peso, activa la circulación cardiaca y genera y disminuye los niveles de colesterol y de glucosa en las personas que los tienen altos, contribuye al control de la presión arterial y mejora las funciones respiratoria, intestinal y sexual.
Sin embargo, el especialista en Cardiología y Rehabilitación Cardiaca de Policlínica Gipuzkoa Eduardo Alegría recuerda que no es lo mismo caminar que caminar rápido y que la velocidad a la que lo hagamos es importante a la hora de valorar los beneficios que aporta esta práctica a nuestra salud. Diversos estudios, entre ellos una investigación realizada por la Universidad de Sydney publicada en el British Journal of Sports Medicine, afirma que aumentar la velocidad a la que caminamos podría alargar nuestra esperanza de vida. En este estudio se aprecia que caminar a paso intermedio está asociado con una reducción de la mortalidad del 20%, mientras que caminar rápido rebaja el riesgo hasta el 24%.
Pero, ¿cuál es la velocidad adecuada? Los autores del estudio sostienen que la velocidad ideal para que el caminar tenga el efecto máximo sobre la salud, sería equivalente a recorrer cada kilómetro entre los 8,5 y los 12 minutos. Según explica Eduardo Alegría, “esto equivaldría a notar que el pulso se va acelerando y la respiración se va agitando, sin llegar a sofocarse, pero con la sensación de que es algo difícil hablar. Algo exigidos pero no forzados”.
Y es que caminar deprisa incrementa los beneficios citados: aumenta la capacidad cardiorrespiratoria, reduce el riesgo de enfermedades coronarias, mejora la presión arterial y las defensas, incrementa la masa muscular, ayuda a bajar el peso y fortalece las articulaciones.
De todas formas, y aunque esté demostrado que hacerlo a más velocidad aporta mayores beneficios, caminar, ya sea rápido o despacio, es un ejercicio realmente sencillo de practicar que contribuye a mejorar nuestra salud y hace que nos sintamos bien.