Dra. Estíbaliz López de Munain, psiquiatra: «Si existe una inquietud, acudan a la consulta y pregunten»
La psiquiatra de la Unidad de Neurociencias Clínicas de Policlínica Gipuzkoa incide en la importancia de consultar en cuanto se detecta hiperactividad, impulsividad o escasa capacidad para mantener la atención en los niños, síntomas que pueden ser indicativos de un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Hiperactividad, impulsividad, incapacidad para mantener la atención… son señales que en ocasiones emiten los comportamientos de los niños, que provocan preocupación en los padres y que responden a los síntomas de una patología denominada Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
El hecho de que sea más fácil de diagnosticar en los más pequeños invita a pensar que es un problema exclusivo suyo, pero también hay enfermos de TDAH en edad adulta. El correcto diagnóstico y tratamiento de este trastorno es vital. La doctora Estíbaliz López de Munain, psiquiatra de la Unidad de Neurociencias Clínicas de Policlínica Gipuzkoa, explica la importancia de detectar esta patología y de tratarla tanto farmacológicamente como mediante la psicoterapia.
Según la médica, «es un diagnóstico complejo porque el problema también lo es y suele requerir varias consultas», pero quiere incidir en la necesidad de acudir a la consulta en cuanto se evidencian algunos de los síntomas citados previamente: «Ante la duda, si existe una inquietud de que las cosas no van bien, acudan y pregunten porque a lo mejor se debe a un problema de atención o a otra cuestión que también merece la pena abordar», añade.
Cuenta López de Munain que «muchas veces, en la población infantil, suele ser un profesor quien da la primera voz de alarma porque son ellos quienes, con su experiencia, se dan cuenta de qué niños son más movidos de lo normal». Cuando llega esa recomendación del profesor de acudir a la consulta, «los padres se asustan. Existe un miedo que es natural y saludable, pero es difícil que un niño que no tiene un trastorno salga de la consulta con un diagnóstico que no le corresponde», tranquiliza la doctora.
El análisis que realiza el psiquiatra en su consulta puede evitar muchos problemas tanto a corto como a largo plazo, ya que «cuando no se realiza un buen diagnóstico», el paciente puede acabar «teniendo muchos problemas, porque esa tendencia a ser impulsivo le lleva a tomar decisiones muy precipitadas», lo que puede derivar en «problemas sociales que le acarreen otros emocionales». Lo simplifica de este modo la psiquiatra de Policlínica Gipuzkoa: «No son personas que no quieran tener amigos, pero a veces esa impulsividad les lleva a ser rechazadas: por interrumpir una conversación, por decir rápidamente lo que piensan sin medir las consecuencias de decir algo inapropiado…».
Porque esta patología no se detiene necesariamente en la edad infantil y a medida que el enfermo crece «hay muchas facetas de la vida en las que una persona se puede resentir» y la enfermedad «les resta calidad de vida». Por esto es esencial «para la salud mental de toda la vida que el trastorno se aborde en edades infantiles».
En edad adulta
En el caso de los adultos, este trastorno no da la cara del mismo modo y su diagnóstico es, quizá, algo más complejo, tal y como explica López de Munain: «La presentación clínica es variable entre los adultos y los niños. Es más fácil diagnosticarlo en los niños porque el trastorno por déficit de atención e hiperactividad suele cursar con numerosas comorbilidades, que son problemas que se asocian al trastorno. Al llegar a edad adulta, aunque a veces persisten las alteraciones, es más difícil el diagnóstico porque es más complicado discernir».
En muchas ocasiones se topan los psiquiatras en su consulta con adultos que reflexionan de la siguiente manera: «Yo era así de pequeño, pero nunca fui al médico, no lo conocía, no me llevaron…» y fuera de la edad infantil suelen ser otros los síntomas que conducen a acudir a la consulta: «Problemas de depresión, de ansiedad o de otras cuestiones». Bajo esa sintomatología «existe un problema ejecutivo en su origen que es difícil de determinar y cuanto más se complejiza la vida de una persona, cada vez es más difícil distinguir qué es consecuencia de qué. Por eso me parece suficiente beneficio que el problema se aborde a tiempo».
La doctora cifra entre un 60% y un 70% las alteraciones de conducta en las personas con TDAH que persisten en edad adulta y sucede en muchas ocasiones que en edad avanzada «los problemas ya no son tan importantes porque la persona aprende y desarrolla estrategias que compensan esas dificultades para mantener varias tareas a la vez». Pero eso no impide que «aparezcan otros síntomas nuevos como la ansiedad, que a veces no se soluciona con un tratamiento para ella». Por eso, es recomendable que las personas diagnosticadas «sigan un tratamiento o realicen un seguimiento» más allá de la infancia.
Los tratamientos
Del mismo modo que en muchas ocasiones impone respeto realizar esa primera visita al psiquiatra, el tratamiento para el TDAH suscita cierta desconfianza entre muchos pacientes, puesto que se lleva a cabo con derivados de la anfetamina.
López de Munain detalla que existen «el tratamiento farmacológico y los tratamientos de índole psicoterapéutica. Ambos han demostrado eficacia, pero son claramente superiores los farmacológicos, algunos de ellos estimulantes». Añade que «son medicamentos derivados de las anfetaminas», pero ella «recomendaría que el tratamiento atacase las dos vías, que fuera el manejo con medicación aparejado con psicoterapia. Está demostrado que las dos juntas hacen una sinergia y el rendimiento es mejor y se pueden esperar mejores resultados».
La doctora invita a quitarse el miedo hacia el tratamiento con anfetaminas: «Es muy frecuente escuchar que las medicaciones son anfetaminas, que los niños se van a volver adictos… Son miedos que no son sorprendentes y es natural tenerlos. Por eso es bueno preguntar. Los psiquiatras no tenemos un particular deseo en que los niños tomen medicación gratuitamente. Sabemos que los medicamentos a veces pueden generar otros problemas, pero la evaluación del riesgo y el beneficio es muy importante hacerla con profesionales que puedan estudiar el caso en profundidad, con un poco de detalle».
Lo que más problemas puede generar para el niño o el adulto con trastorno de TDAH es «hacer como si el problema no existe o negar dificultades que está teniendo el niño o el adulto por no afrontarlo y por perseguir ser una persona que no necesita pastillas… Es una opción, pero no es la más acertada».
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Unidad de Neurociencias Clínicas