«El ayuno intermitente no es mágico ni milagroso, sino una estrategia nutricional más»
Eider Sánchez, nutricionista de Policlínica Gipuzkoa, explica el funcionamiento y los beneficios y peligros de esta afamada práctica cuyo éxito requiere que la persona sea «apta» para el ayuno y que este esté «integrado dentro de un patrón alimentario saludable»
Las prácticas que se popularizan y se ponen de moda pueden conllevar un riesgo, más aún si se trata de una actividad relacionada con la alimentación. En los últimos tiempos se ha hablado mucho del ayuno intermitente, asociándolo a un método para la pérdida de peso, pero ¿en qué consiste exactamente?
«El ayuno es una estrategia nutricional en la que se intercalan periodos -o ventanas- de ingesta de alimentos con otros de ayuno, tratando de delimitar la ingesta calórica a un horario determinado y ayunar el resto», explica la nutricionista de Policlínica Gipuzkoa Eider Sánchez, apuntando que «en diferentes estudios se ha demostrado que la reducción de peso que se consigue no va más allá de la propia disminución calórica, es decir, que el ayuno como tal no implica mayor beneficio que la disminución de peso».
«Toda dieta o estrategia nutricional tiene que ser como un traje a medida y estar diseñada para cada persona teniendo en cuenta muchos factores»
Asimismo, existen diversos tipos de ayuno, siendo «el que más de moda está» aquel que consiste en intercalar en un mismo día periodos de ingesta y de ayuno, «aunque también existe ayuno por días, es decir, cinco días de ingesta y dos de ayuno».
Dentro del más popular, del ayuno de jornada, también existen diferentes opciones, siendo «el más habitual el de 16/8, que comprende ayuno de 16 horas y 8 de ingesta; aunque existe también 12/12 y 20/4».
Doble condicionante
Pero no todo el mundo vale para un ayuno intermitente que «no es mágico ni milagroso, sino una estrategia nutricional más para la disminución de peso» en la que resulta fundamental seleccionar bien el paciente que la practique: «Toda dieta o estrategia nutricional tiene que ser como un traje a medida y estar elaborada y diseñada para cada persona teniendo en cuenta muchos factores. Por tanto, lo que sirve a una persona puede ser que a otra no».
En ese sentido, para que el ayuno tenga éxito es fundamental que se cumplan dos condiciones. Por un lado, que la persona «esté bien seleccionada y sea apta» para este tipo de estrategia, haciendo referencia a aquellas personas «con un buen patrón alimentario que tienen la base nutricional bien implantada de manera natural, que no tengan mala relación con la comida y que tengan claro que no es una dieta milagrosa».
No se recomienda el ayuno, por tanto, a «personas con una mala relación con la comida, que sufran de ansiedad y se den atracones y tampoco a pacientes con problemas psiquiátricos». Pero no son los únicos pues el ayuno también está «evidentemente restringido en personas en estado de crecimiento como embarazadas, lactantes, niños o adolescentes».
No se recomienda el ayuno a personas con una mala relación con la comida ni a pacientes con problemas psiquiátricos, quedando también restringido en embarazadas, lactantes, niños o adolescentes
Por otro lado, es vital que el ayuno esté «integrado dentro de un patrón alimentario saludable» en el que las horas de ingesta tengan «una planificación nutricional clara y orientada a que no haya ningún déficit». Porque de nada vale ayunar para luego malcomer, siendo necesario llevar «una alimentación repleta de verduras, hortalizas, frutas y rica en legumbres, con proteínas y grasas de calidad, frutos secos… evitando alimentos procesados».
¿Cómo realizarlo?
Ayunar puede resultarnos más o menos difícil, pero una de las estrategias claras consiste en «incluir en el periodo de ayuno las horas de sueño para facilitar el ayuno», aunque ese horario «implica saltarse una o dos comidas principales como son el desayuno y la cena».
Asimismo, hay que puntualizar que durante el periodo de ayuno «está permitida la ingesta» de ciertas bebidas, tales como «agua, con o sin gas, que se puede aromatizar con hierbas aromáticas -menta, hierbabuena…- o rodajas de cítricos; café sólo, sin leche, pudiendo añadir edulcorante acalórico; caldos muy bien filtrados; e infusiones y tés». También se permiten las bebidas refrescantes no azucaradas, pero la Dra. Sánchez recuerda que «no son una opción saludable».
«Si la persona no es apta o el ayuno no está bien planificado se pueden producir déficit nutricional, migrañas, deshidratación o problemas de ansiedad, irritabilidad, conciliación de sueño y concentración»
Con toda esta información puede resultar confuso saber si es una práctica adecuada o no, pero ha quedado claro que ello dependerá de la persona, ya que «si no es apta o no está el ayuno bien planificado se pueden producir déficit nutricional, migrañas, deshidratación o problemas de ansiedad, irritabilidad, conciliación de sueño y concentración».
A pesar de esas desventajas indicadas, estudios e investigaciones recientes han registrado ciertos beneficios del ayuno intermitente, tales como «el retraso del envejecimiento por la reducción de los radicales libres o la mejora de la respuesta del sistema inmunitario. Parece que puede tener efectos beneficiosos en la prevención de enfermedades neuronales y también a nivel oncológico parece reducir los efectos tóxicos de la quimioterapia y mejorar el propio efecto del tratamiento», zanja la especialista.