«El chequeo pos-COVID-19 busca tranquilizar al paciente, que se quede satisfecho con los resultados y que luego haga una vida normal»
Para la internista de Policlínica Gipuzkoa, Yanire Casanova, es importante la realización de un chequeo poscoronavirus, especialmente «cuando el paciente lleva un mes y ve que no mejora y que la calidad de vida no es la misma».
Un análisis de sangre y de orina completos, un electrocardiograma, una resonancia y una espirometría son las pruebas que, en tan solo dos horas, realizaron en Policlínica Gipuzkoa a Javier Salgado para garantizar que todo estaba en orden tras superar la COVID-19. Los resultados de este chequeo pos-COVID-19 se obtienen en menos de 24 horas.
«El paciente que viene al chequeo pos-COVID-19 suele ser gente joven, entre 30 y 60 años, que vienen con los síntomas típicos de cansancio, dolor en el pecho, tos, …» explica Yanire Casanova, médico internista de Policlínica Gipuzkoa. La recomendación que da Yanire Casanova y su equipo es que el chequeo pos-COVID-19 se realice cuando el paciente «lleva un mes que no mejora y que la calidad de vida no es la misma, que está cansado y no le da la vuelta». Y es que hay quien pasa el coronavirus sin enterarse y hay a quien le deja secuelas que le incapacitan para afrontar las tareas que antes formaban parte de su rutina diaria. «El paciente no llega a su calidad de vida habitual y además tiene sensación de ahogo, de que le cuesta respirar», enfatiza la especialista.
Tanto es así que se está considerando otorgar la incapacidad laboral permanente por secuelas de COVID-19 en los casos más extremos. Cada persona se enfrenta a esta enfermedad de modo muy dispar. Hemos entrevistado a Javier Salgado, que se contagió de COVID-19 en 2020 y, al ver que tras superar la enfermedad no se encontraba como antes, decidió acudir a Policlínica Gipuzkoa para realizarse un chequeo pos-COVID-19.
«Después de que me dieran de alta no estaba completamente seguro de cómo había quedado y por eso decidí hacer una serie de pruebas complementarias», recuerda Javier Salgado. Después del COVID-19 Salgado tenía «dolores musculares, dolores de cabeza y bastante fatiga», como no se quedó satisfecho con cómo había sido su recuperación quiso «buscar un asesoramiento externo», comenta. «El chequeo me ha parecido muy completo y además ha sido muy rápido, en dos horas me hicieron todas las pruebas», y añade que le ha parecido «muy positivo» y «muy esclarecedor».
Secuelas
Una de las secuelas más graves que puede dejar el COVID-19 es la fibrosis pulmonar, una enfermedad pulmonar que provoca un endurecimiento o cicatrización progresiva del tejido pulmonar, de grave pronóstico, y cuya tasa de supervivencia a cinco años después de su detección sin tratamiento no supera el 40% según afirma la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Por ello es tan importante un diagnóstico precoz y la realización de pruebas como el chequeo poscoronavirus.
La cefalea es otra de las secuelas más comunes, pues afecta entre un 40 y 60% de las personas que se contagian de COVID-19. En algunos casos, esta cefalea puede llegar a cronificarse, lo que repercute negativamente en el desarrollo de la actividad laboral normal. La fatiga crónica es otra de las afecciones poscoronavirus más frecuentes: «El paciente que viene a la consulta Pos-COVID, lo que siente es muchísimo cansancio», afirma Yanire Casanova.
Para acceder a este servicio, los pacientes que lo solicitan llamando a Policlínica Gipuzkoa reciben una llamada del internista donde se les pregunta cuándo ha sido la PCR positiva, qué síntomas han tenido durante la enfermedad, si han sido leves, moderados o graves, si han estado ingresados y si han tenido neumonía «y posteriormente se les pregunta cómo están ahora, si tienen algún síntoma, si se encuentran mal y se les pregunta sobre sus antecedentes personales, para decidir qué pruebas realizar: placa de tórax, escáner, etc.», explica Casanova. Después de esto, los pacientes acuden a la consulta presencial con el médico internista, se les explora y posteriormente, «comienza la ruta de pruebas», sostiene la internista.
«El tratamiento depende del paciente, se les aconseja pasear, nadar, hacer bicicleta, y si procede realizar rehabilitación respiratoria. Si tenían medicación previa o si necesitan medicación nueva», añade Casanova. El tiempo medio para recuperarse depende de varios factores: «Los antecedentes personales, porque no es lo mismo una persona que tiene hipertensión, obesidad o problemas de corazón, o una persona joven a otra que no lo es, una persona que ha tenido síntomas leves que otra que ha pasado una neumonía potente… La gente joven se recupera por lo general entre dos y tres semanas, la gente mayor o que ha pasado una clínica severa de dos a tres meses en adelante», subraya Casanova.
Si bien la especialista reconoce que «emocionalmente suelen venir pasados hay que insistir en que no suelen quedar secuelas, salvo en casos determinados». Por ello, concluye con un mensaje tranquilizador: « El chequeo quiere tranquilizar al paciente, que se quede satisfecho con los resultados y que haga luego una vida normal, que es lo que queremos conseguir», concluye Yanire Casanova.
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