El traumatólogo, Alberto Marqués, patenta un dispositivo para realizar injertos óseos en el espacio discal de forma percutánea
El responsable de la Unidad de Cirugía Endoscópica de Columna de Policlínica Gipuzkoa, el traumatólogo Alberto Marqués, ha diseñado Almara, un dispositivo introductor de injerto óseo que acorta significativamente los tiempos quirúrgicos, convirtiendo un proceso que antes duraba 15 minutos en un proceso de apenas 10 segundos.
El injerto óseo es un procedimiento quirúrgico que reemplaza el hueso faltante con el fin de reparar las fracturas óseas que resultan muy complejas, las que no se curan bien o las que representan un riesgo para la salud del paciente. Por su parte, la fusión quirúrgica de columna es un método muy utilizado para el tratamiento de la inestabilidad lumbar que produce dolor. Se toman pequeñas cantidades de hueso de la pelvis del paciente o de un donador y se empacan entre las vértebras, con el objetivo de eliminar la inestabilidad y fortalecer la columna.
No obstante, hasta ahora no existía ningún dispositivo diseñado específicamente para realizar esta tarea, convirtiéndola en un proceso incómodo, lento e inseguro. Pero ahora, gracias al dispositivo diseñado por el cirujano traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa, el procedimiento es mucho más sencillo, eficaz y cómodo. “El origen de “Almara” surge de la necesidad de diseñar un dispositivo que nos permitiese llegar fácilmente al espacio discal. Las incisiones son cada vez más pequeñas y al ser tan pequeñas, el espacio discal, que es el espacio al que hay que acceder para unir las vértebras, quedaba muy alejado”, explica Marqués. “Mi objetivo cuando pensé en buscar un dispositivo era intentar ver si había alguna manera de hacer más eficiente el proceso que realizamos en quirófano. Conseguí diseñar uno que nos permite introducir el injerto de manera rápida”, añade.
Pero, además de acortar los tiempos del procedimiento quirúrgico, mejora también el tiempo total de la cirugía, ya que la introducción del injerto puede ser llevada a cabo por las enfermeras mientras el cirujano emplea ese tiempo para otras fases requeridas en la intervención quirúrgica. “La enfermera coloca el injerto de hueso dentro del dispositivo, el dispositivo me permite acceder al espacio discal de manera muy sencilla, sin poner en riesgo las estructuras neurológicas introduzco el injerto donde lo quiero dejar. Así, obtenemos un beneficio muy importante en reducción de tiempo de quirófano y en simplificar un proceso que antes era bastante laborioso e incómodo”, asegura Alberto Marqués.