La Dra. Ana Arena en «La Noche de Adolfo Arjona»
Entrevista a la Dra. Ana Arena, neurofisióloga de la Unidad del Sueño de Policlínica Gipuzkoa, en «La Noche de Adolfo Arjona» de COPE.
Entrevista a la Dra. Ana Arena, neurofisióloga de la Unidad del Sueño de Policlínica Gipuzkoa, en «La Noche de Adolfo Arjona» de COPE.
El uso de dispositivos, como el móvil, ordenadores, tablets… a última hora del día puede tener como consecuencia un síndrome de retraso de fase de sueño. La intensidad de luz de las pantallas afecta a la liberación de melatonina y retrasa los ritmos circadianos si su uso es diario», asegura Ana Arena, neurofisióloga de la Unidad del Sueño de Policlínica Gipuzkoa.
«La mayor consecuencia es que al retrasarse la fase de sueño son incapaces de levantarse a una hora temprana, duermen pocas horas y esto dificulta un buen rendimiento diurno siendo la somnolencia más pronunciada en la primera mitad del día», afirma Ana Arena.
En palabras de la especialista, «el ocio online facilita que las ‘malas costumbres’ de horarios de sueño se generalicen entre los jóvenes ya que es a última hora del día cuando juegan online, utilizan redes sociales, móvil… y lo hacen hasta la madrugada». «Un uso crónico de dispositivos a última hora del día puede tener como consecuencia un síndrome de retraso de fase de sueño. Este síndrome se relaciona con un uso excesivo de la TV/ordenadores/tablets en horarios tardíos. La intensidad de luz de las pantallas afecta a la liberación de melatonina y retrasa los ritmos circadianos si su uso es diario», afirma Ana Arena.
«La mayor consecuencia es que al retrasarse la fase de sueño son incapaces de levantarse a una hora temprana, duermen pocas horas y esto dificulta un buen rendimiento diurno siendo la somnolencia más pronunciada en la primera mitad del día –asegura la neurofisióloga- la consecuencia más grave, ya que estos horarios se hacen incompatibles con los estudios o trabajos en horarios convencionales».
Casi la mitad de la población española (45 %) tiene problemas para dormir bien en algún momento de su vida, y uno de cada diez sufre trastornos crónicos y graves del sueño. Estos datos de la Sociedad Española de Neurología demuestran que se trata de un extendido problema de cuyas consecuencias sobre la salud no siempre somos conscientes. Pero ¿por qué ocurre? Existen diversas causas, pero muchas de ellas convergen en un mal funcionamiento de nuestros relojes biológicos.
Se denomina relojes biológicos a los dispositivos de tiempo innatos que poseen prácticamente todos los seres vivos, incluidos los humanos. Su funcionamiento depende de determinados genes que activan o desactivan unas proteínas que interactúan en casi todos los tejidos y los órganos del cuerpo. Los investigadores han identificado genes similares en personas, moscas de la fruta, ratones, plantas y hasta en hongos.
Esta compleja y sutil maquinaria microscópica está a su vez regulada por el denominado reloj biológico principal, que se encarga de sincronizar todos esos otros relojes. Se trata de una estructura formada por apenas 20.000 neuronas de las más de 85.000 millones que hay en nuestro cerebro. Y de todo ello se ocupa una disciplina científica que se llama cronobiología.
Ritmos circadianos alterados
Los relojes biológicos producen y programan los denominados ritmos circadianos, que son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario (circadiano viene del latín y significa literalmente “alrededor del día”).
Los ritmos circadianos son muy importantes para la salud, ya que influyen en la secreción de hormonas, los hábitos alimentarios y la digestión, la temperatura corporal y otras funciones del cuerpo.
El sueño es uno de los ritmos circadianos más conocidos e importantes. No dormir bien afecta a la capacidad intelectual y el rendimiento cognitivo y puede provocar trastornos endocrinos, metabólicos, psicológicos e inmunitarios, así como aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de demencias como el alzhéimer.
La luz y la oscuridad del entorno del organismo son el principal desencadenante del ritmo sueño-vigilia. Cuando el reloj principal del cerebro recibe información a través de los ojos de que hay menos luz (como ocurre de noche), ordena la producción de melatonina, que es la hormona que hace que nos entre sueño. Pero hoy, los nuevos hábitos de vida están provocando la alteración de ese proceso biológico natural con consecuencias nefastas sobre la calidad y cantidad del sueño.
En este sentido, influyen los nocivos efectos de móviles, tabletas o PC justo antes de irnos a dormir, dado que puede provocar un trastorno del ritmo circadiano, con retraso de la fase de sueño, que nos impide dormir hasta altas horas de la madrugada con un despertar por la mañana también muy tardío. Esto se produce debido a que la luz de las pantallas puede confundir a nuestro reloj biológico principal y provocar la inhibición o retraso en la liberación de la melatonina, la hormona del sueño.
Decálogo del buen dormir
Pero no solo los dispositivos electrónicos son responsables de que tardemos en conciliar el sueño, que este no sea profundo o que nos despertemos antes de tiempo o con sensación de cansancio.
Además de diversas patologías que afectan al sueño (síndrome de piernas inquietas, apnea del sueño, ansiedad o estrés), hay muchas conductas y hábitos perfectamente modificables que nos ayudarán o perjudicarán a la hora de disfrutar de un sueño reparador.
Por ello, aquí tienes unas recomendaciones básicas para dormir bien:
Y si, a pesar de todo, seguimos sin ser capaces de dormir bien, consulta con un especialista porque puede ser un síntoma de alguna enfermedad y, en todo caso, ganaremos en calidad de vida.
Un estudio de la Sociedad Europea de Neumología estima que al menos cinco millones de europeos afectados por el SAOS (síndrome de apnea obstructiva del sueño), corren peligro de dormirse al volante. “El SAHS (síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño) afecta a funciones vitales y de forma muy severa. Llegando a generar trastornos depresivos, irritabilidad, deterioro intelectual, pérdida de memoria, HTA, hipertensión pulmonar, patología cardíaca (arritmias, cardiopatía) o cefalea matutina”, asegura la neurofisióloga Ana Arena de Policlínica Gipuzkoa. “La mitad de los varones y la mitad de las mujeres a partir de la menopausia roncan. Se considera el fenómeno más frecuente relacionado con el sueño”, subraya Ana Arena.
La falta de sueño es especialmente dañina para la salud, hasta el punto de que si se convierte en crónica reduce la esperanza de vida, según un estudio del University College de Londres. La NASA ha alabado los beneficios de la siesta, subrayando que el bienestar que ofrece es incomparable a cualquier otra solución médica. El estudio determina que un sueño de 26 minutos ayudaría a mejorar un 34% el rendimiento de los trabajadores. En verano es importante mantener un ritmo de sueño regular. Intentar levantarnos y acostarnos a una hora parecida. Además, es importante mantener una buena temperatura en la habitación (18-20 grados) y no abusar de los ventiladores y aires acondicionados.