¿Qué son y cómo se tratan los juanetes?
El Dr. Juan Zaldua, traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa, nos habla sobre los juanetes, explorando sus causas y tratamientos, acompañado de su paciente María Jesús, que nos comparte su experiencia tras someterse a la cirugía.
Los juanetes son una condición que afecta al 20% de la población adulta española, son una deformidad del primer dedo del pie, afectan principalmente a mujeres y se desarrollan a lo largo de la vida, siendo más comunes en personas mayores. Esta deformidad genera dolores por el contacto con el calzado, y puede conllevar a que se deformen los dedos que están alrededor de éste. Para comprender mejor esta condición y sus posibles soluciones, hablamos con el Dr. Juan Zaldua, traumatólogo especialista en pie y tobillo de Policlínica Gipuzkoa y su paciente María Jesús.
“Las causas de los juanetes son múltiples, y las principales pueden estar en relación con un componente genético, a la mecánica del pie y la relación que este tiene con el calzado. El uso constante de zapatos en punta puede contribuir a la formación de esta condición”, asegura el Dr. Zaldua.
El tratamiento más habitual en la consulta suele ser el uso de calzados específicos o plantillas que se adapten a la forma del pie y alivien el dolor que producido por el juanete. Cuando los tratamientos no invasivos no logran resultados satisfactorios, la opción más adecuada es corregir la deformidad del juanete mediante una cirugía.
Cirugía, la última opción
“Esta cirugía tendrá como objetivo corregir esa deformidad del primer dedo y lo que vamos a hacer es realinearlo o ponerlo en su sitio. Si se trata de un juanete no muy grave, simplemente bastaría con la resección del hueso, que se puede hacer con cirugías percutáneas mínimamente invasivas y el paciente podría volver a su vida normal en dos o tres semanas”, asegura el traumatólogo.
Sin embargo, cuando se trata de un juanete más avanzado, el Dr. Zaldua explica que habría que hacer algún corte en el hueso para corregir la forma del pie: “En este postoperatorio el paciente se va a ir caminando del quirófano, y el mismo día que se opera se va habitualmente a su casa. Tendrá que estar alrededor de 4 semanas con un calzado especifico y volverá a su vida normal y a poder realizar actividad deportiva aproximadamente a los 2 meses de la operación”, indica.
“Un dolor espantoso”
María Jesús, una paciente operada de un juanete, comparte su experiencia tras ser intervenida por el Dr. Juan Zaldua en Policlínica Gipuzkoa: “Tenía un dolor espantoso, tenía una infección impresionante que me subía hasta la rodilla y me hicieron muchísimos drenajes en el ambulatorio porque tenía el pie hinchadísimo. Yo calzo la talla 36 y tuve que llevar zapatos de la talla 41, estuve así nueve meses, pensé que me tendrían que amputar algún dedo del pie”, asegura la paciente.
El Dr. Zaldua explica qué le pasaba a María Jesús: “Debido a la deformidad que tenía en el juanete, por el roce del había tenido pequeñas heridas que se habían ido cronificando. Se habían ido solucionando, tomando antibióticos y con curas, pero todo ello había ido conllevando que cada vez las infecciones se fuesen resolviendo de peor manera y al final tuvo una infección de grave que le afecto a toda la articulación”, recuerda el traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa.
“El día de la cirugía hicimos una limpieza de la articulación, que estaba muy deteriorada por la infección, y alineamos correctamente y fusionamos los dos huesos: el metatarsiano y la falange. Normalmente se buscan fusiones a través de tornillos, pero en este caso no se utilizó por la infección que traía la paciente, por lo que se hizo mediante unas agujas”, relata el Dr. Zaldua.
“La recuperación fue dura, me pusieron una escayola en la zona y tenía el pie inmovilizado. Estuve en silla de ruedas mes y medio, sin pisar para nada. El Dr. Zaldua me dijo que iba a salvar el pie si hacia lo que me decía, y efectivamente. Estoy que no me lo puedo ni creer, porque tengo 82 años y hago todos los días 4 kilómetros andando, gracias al Dr. Zaldua puedo andar, me ha salvado el pie y también la vida”, concluye María Jesús.