Susana González, psicóloga: «Aún hay gente que piensa que los acúfenos no tienen solución»
Algunos lo describen como un pitido, otros como un zumbido y hay quien habla de grillos en la cabeza. Se estima que el 30% de la población adulta ha percibido acúfenos en algún momento de su vida de forma transitoria. Hay otros ciudadanos que conviven, o malviven, con ese sonido las 24 horas del día, en ocasiones pasándolo «realmente mal» sin saber que hay solución. El psicólogo catalán Josep Ribas y su colega Susana González ofrecen mañana en el Ateneo de Policlínica Gipuzkoa una charla abierta sobre el tratamiento psicológico de habituación a los acúfenos. Será a las cinco de la tarde en el centro sanitario con entrada libre y asistirá una representación de la asociación vasca de afectados.
Pincha aquí para ver la presentación que se ha proyectado durante la conferencia.
Tinnitus o acúfenos, ¿qué son exactamente?
Son sonidos que pueden ser intermitentes o permanentes, que pueden percibirse en un oído, en los dos o referirse a toda la cabeza sin que exista una fuente sonora externa que los origine.
¿Cómo es ese sonido?
La intensidad y la naturaleza son muy variables. Algunos afectados lo describen como pitidos, grillo, murmullo de mar, ruido de viento… Si hablamos de tipos de acúfenos, existen muchas maneras de clasificarlos. Una manera es distinguirlos entre los objetivos y los subjetivos. Los primeros se dan cuando se percibe un sonido generado por el propio organismo que no se debe a ninguna alteración del sistema auditivo y que incluso puede ser percibido por un profesional en la auscultación del paciente. Son como soplos venosos, ruidos arteriales, etcétera y significan alrededor del 5% de los casos. Los subjetivos son los más frecuentes, esos sonidos en los que no hay una fuente sonora externa.
Vemos a algunas personas desesperadas, con insomnio, ansiedad e incluso depresión
¿Un acúfeno es una enfermedad o un síntoma?
Es un síntoma, y es importante remarcarlo porque hay mucha gente que habla de ello como si fuese una enfermedad.
¿Puede ser un síntoma imaginario?
No, es real. No debe confundirse nunca con alucinaciones auditivas. Está ahí, pero es un síntoma con el que existe muy poca empatía porque es desconocido.
¿Cuál es su origen?
Hay muchas causas. Pueden ser patologías del oído, que van desde problemas cocleares, laberínticos, etc. Pero aparte hay otras muchas causas que no van asociadas al oído: problemas del sistema nervioso central, problemas emocionales, de tipo mecánico, patologías en la articulación temporomandibular, problemas cervicales… También hay fármacos, llamados ototóxicos, que tienen como posible efecto secundario el acúfeno. Los bajos niveles de serotonina, de lo que vamos a hablar en la conferencia, también están relacionados.
Se empieza a ver más en jóvenes por la exposición a ruidos fuertes a raíz del uso de auriculares
¿Hay algún perfil de afectado?
En general, la incidencia va aumentando con la edad. Pero sí es cierto que ahora ya están empezando a aparecer problemas de jóvenes con casos de acúfenos porque no se previenen los efectos que tiene para el sistema auditivo la exposición a ruidos fuertes a raíz de auriculares con volumen alto.
¿Cómo se diagnostican?
Cuando se empieza a oír un zumbido, lo habitual es acudir al médico de cabecera, que deriva el paciente al otorrino, el encargado de diagnosticar. De hecho, el tratamiento psicológico no se empieza si no se ha hecho una visita previa al especialista, que es quien primero tiene que descartar una lesión como causa del acúfeno. Lo que ocurre en muchísimas ocasiones con los casos subjetivos es que se transmite erróneamente la idea de que no tiene solución y que van a tener que convivir con ese sonido que tanto les perturba el resto de sus vidas. Es un momento muy crítico en la vida de los pacientes, porque los deja sumidos en una situación de indefensión.
¿En qué estado llegan esos pacientes a su consulta?
No todas las personas desarrollan trastornos psicológicos. Hay gente con acúfeno que tiene una calidad de vida muy buena, porque no lo percibe como una amenaza. A todo el mundo no le preocupa ni le da miedo la percepción del acúfeno. Pero luego existe un alto porcentaje de gente que lo percibe como algo amenazante y que sí suele sufrir trastornos psicológicos. Los afectados creen que es la percepción del acúfeno lo que les perturba, pero en realidad lo que les causa malestar es el trastorno emotivo que esa percepción les provoca. Ya no es escuchar el pitido, sino que no te deja dormir, y que te está creando tal ansiedad que está interfiriendo en otras áreas de tu vida. En realidad, el acúfeno es una señal débil de escasa intensidad pero que puede se percibida con muchísima intensidad.
¿De qué trastornos psicológicos estaríamos hablando?
Muchísima ansiedad, depresión, insomnio… Piensa cuando te metes en la cama y te molesta el ruido del despertador y te cuesta conciliar el sueño. Imagina que ese sonido lo llevas tú, las 24 horas. Puede llegar a percibirse con mucha intensidad, que se traduce en dificultad de concentración, cambio hacia un carácter más irascible, problemas familiares, laborales… Los primeros casos que atendí en consulta venían por problemas de ansiedad, de pareja y no mencionaban el acúfeno, que salía en el desarrollo del tratamiento. Tenían tan interiorizado que no tenía solución que ni lo comentaban y al tratarlo se veían gratamente sorprendidos.
¿Entonces aún hay mucha gente resignada que desconoce que se puede solucionar?
Sí, hay mucha gente que desconoce el tratamiento psicológico, porque hay pocos profesionales especializados. Lo que ofrecemos es un tratamiento de habituación a los acúfenos, lo que significa la no percepción del acúfeno a pesar de la existencia, o una percepción no aversiva que te permita una buena calidad de vida.
No hay que evitar el acúfeno, sino afrontarlo para habituarse y tener buena calidad de vida
¿En qué consiste el tratamiento psicológico?
Como hemos señalado, siempre comienza por una visita a los especialistas para descartar un problema de salud. Una vez que se ha diagnosticado, es cuando hay que valorar la posibilidad de un tratamiento psicológico. Nosotros solemos empezar por hacer una evaluación del estado de ánimo para ver si hay algún trastorno provocado por el acúfeno, al que se tiene que habituar. Si por ejemplo existe un problema de ansiedad, tiene que ser previamente tratado. Hacemos un breve estudio de la personalidad, para ajustarnos a las características del paciente, y enseñamos técnicas de relajación, que tienen que sustituir a la medicación si es que se está tomando y a futuro tiene que desaparecer. Se trata de técnicas como respiración y relajación progresiva, o de autohipnosis. Luego está la reestructuración cognitiva, que va dirigida a cambiar las falsas creencias sobre el acúfeno o sobre sus consecuencias, a cambiar esos miedos irracionales.
¿De qué tipo?
Del tipo ‘nunca voy a poder dormir, nunca va a dejar que pueda centrarme en mi trabajo…’. Son creencias que tienen muy arraigadas y al final uno asocia esa creencia a su cama y ya no le apetece meterse en ella ni logra dormir. Otra frase es ‘el acúfeno no tiene solución’, y no es cierto. Al final se puede llevar una buena calidad de vida.
¿Llegan muy desesperados?
Sí. Hay gente que lo pasa realmente mal. Va a médicos, intenta de todo, recurre a medicación para dormir y ves mucha desesperación. Su vida gira en torno al acúfeno, que procuran evitar. Por ejemplo, oyen un zumbido y ponen la música muy alta en casa, pero si estás evitándolo estás centrándote en ello. Y no hay que evitarlo, sino afrontarlo para poder habituarse a él.